«Honro tu vida, compartiendo tu historia desde el ser y con amor, que mi mensaje sea un bálsamo para muchos padres»
Esta es parte de mi historia, mi nombre es Vanessa Valle Florez, soy una valiente mamá, cuya misión en esta vida es inspirar a miles y miles de personas alrededor del mundo a fortalecer su autoestima, gestionar sus emociones y sanar todo lo que les haga falta sanar para ser felices y vivir una vida plena, por ejemplo, afrontar la más terrible de las pérdidas.
El año 2003 fue muy especial, recibí la mejor noticia de mi vida, iba a ser madre por primera vez. Risas, llanto, nerviosismo, aquello fue un cóctel de emociones y a la vez experimenté una gran fuerza interior hasta entonces desconocida para mí. Todo transcurría con normalidad, estaba tan feliz y agradecida, porque uno de mis más grandes sueños estaba a punto de convertirse en una hermosa realidad, hasta que llegó mi control prenatal del séptimo mes, las cosas comenzaron a salirse de control, los pronósticos médicos eran poco alentadores, ahora mi hija y yo estábamos viviendo un sueño que más parecía una pesadilla y con ello la incertidumbre y ansiedad llegaron a mi vida, se trataba de un síndrome muy extraño que afectaría su calidad de vida, el origen era genético, y aunque no se llegó a establecer un diagnóstico claro, los efectos eran visibles, en especial, a nivel físico y cognitivo conductual. En palabras de los médicos, 1 caso en 1 millón y nos tocó a nosotros. Para mí su nacimiento fue un milagro y sus 3 años con 7 meses, el regalo más hermoso que una madre pudiera tener, pues la amé sin conocerla. Acompañarla en su proceso, ha sido sin duda alguna, la maestría de mi vida, la maestría del amor. Fueron un total de 37 hospitalizaciones, 2 cirugías y muchas terapias de rehabilitación y psicológicas, momentos de hacer frente a la adversidad con valentía y resiliencia, un día a la vez.
Ella partió a otro plano un 27 de febrero de 2008, y entonces comienza mi proceso personal profundo y maravilloso, de autoconocimiento y reflexión, de reconectar con mi fe, de agradecer por su vida y la mía, por el amor incondicional que nos une y por cada lección aprendida. Me gustaría decirles que el proceso de duelo dura 6 meses, yo creo que es algo con lo que convives cada día, un proceso con sus días grises y lluviosos y con otros donde te repites a ti misma que todo va a estar bien, que el sol saldrá y tarde o temprano volverás a sonreír y a disfrutar de cada experiencia de vida, porque Dios es bueno y te ama, porque tienes un ángel que te acompaña en cada paso, porque la vida es un regalo con retos y desafíos, y sin embargo, siempre se tiene la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos, pues hay una luz brillante al final de túnel. Entonces recuerdas que tus procesos de sanidad interior y de amarte incondicionalmente no son negociables y que, a pesar del dolor más grande, te convierte en un ser con más empatía (un dolor que compartimos muchos padres a los cuales abrazo en el alma y suspiro junto a ellos mirando al cielo, pronto podrás juntar tus pedazos para volver a recuperar tus sueños y diseñar la vida que mereces).
Hoy soy madre de 3 niños maravillosos, mi ángel Fabiola Cristina y 2 varoncitos de 9 y 5 años (Gianfranco David y Adrián Mathías), Dios puede desafiar a la ciencia, él es el médico de médicos, el que no miente, el que consuela, el que restaura todo y nos brinda cada día la oportunidad de ser felices. Él hace su parte y solo nos toca hacer la nuestra, yo lo hice y lo sigo haciendo. Hoy comparto desde el ser y con amor todas las herramientas que el coaching, la psicología y mi fe a prueba de balas me han enseñado, en especial a nivel familiar y con el mundo a través de espacios como éste.
Muchas gracias por leerme.
Con amor y gratitud:
Vanessa Valle Florez.